Lionel Messi no quiere seguir en Barcelona. El desgaste del rosarino con la comisión directiva que preside Josep María Bartomeu fue progresivo. Acumuló malestar por una gestión que él consideraba que no daba cumplimiento a su mayor deseo: armar fuertes proyectos futbolísticos para seguir ganando títulos. A continuación, los motivos del portazo que Messi dio hoy y que retumba en todo el mundo.
Neymar no, Griezmann si. Para volver ganar la Champions League como en 2015, Messi consideraba importante la vuelta de Neymar, que se había ido a PSG en 2017. Al poco tiempo, el brasileño se arrepintió de mudarse a París. Barcelona asegura haber hecho todo lo posible por recuperarlo, pero encontró un límite con los 300 millones de euros que fijó el club francés, que lo había contratado por 222 millones.
El despido de Valverde y la falta de química con Setién. Tras la eliminación en las semifinales de la Supercopa de España ante Atlético de Madrid, la destitución de Ernesto Valverde tomó por sorpresa a Messi, que se sentía a gusto con el entrenador.
Abidal, otro frente de conflicto. Eric Abidal fue compañero de Messi en sus primeros tiempos en Barcelona. El francés regresó a la estructura del club como secretario técnico y la sintonía no fue la misma, sobre todo cuando justificó la salida de Valverde en lo poco que se estaban entrenando los jugadores.
Cuentas falsas y las rebajas de los salarios. “La verdad que yo veo raro que pase una cosa así. Habrá que esperar a ver si es verdad o no”, expresó un desconfiado Messi cuando se destapó el caso de la contratación de Barcelona de una empresa que a través de cuentas falsas se dedicaba a erosionar la imagen de figuras vinculadas con Barcelona.
La decisión de Ronald Koeman. El flamante director técnico holandés eligió prescindir de Luis Suárez. El uruguayo es amigo de Messi, y sobre todo, un socio futbolístico con el que conformaron un ataque inolvidable desde la llegada de Suárez al conjunto blaugrana, primero como parte del tridente con Neymar, y luego con Antoine Griezmann